Historia 2 El Camion
Siempre he tenido suerte de que me pasen cosas en la calle o en los camiones, no se si sea buena o mala suerte o si como dicen, las cosas se atraen.
Lo que contare a continuación no recuerdo honestamente cuando fue, pero creo que ya andaba sobre los 20 años. El hecho es que iba yo a casa de una amiga un domingo, habíamos quedado en ir a comer y luego a una de las plazas de la ciudad.
De mi casa, para llegar al domicilio de mi amiga, debía tomar dos camiones ya que cruzaba toda la ciudad.
Salí de casa cerca de las 11 y subí el primer camión, iban pocas personas, yo me fui cerca de la puerta trasera y me senté. Mas delante bajaron unas personas y subieron otras, sin embargo al cabo de un tiempo el camión iba ya solo con tres o cuatro personas y yo.
De la parte trasera, un señor, ya cerca de los 50 quizá, lo digo porque recuerdo que era canoso, se levanto y se sentó a la altura de donde yo venía sentada, solo que del otro lado del pasillo, entre el lugar en que estábamos el y yo quedaba un espacio solo ya que los demás pasajeros venían en la parte delantera, cerca del chofer.
Yo miraba por la ventana y sentí una mirada, voltee y era el sr canoso, moreno claro, de lentes, y me sonrió cordialmente, a lo que yo respondí de igual manera. Voltee hacia la calle y me di cuenta por el reflejo del cristal de la ventana que el sujeto seguía volteando hacia mí, así que queriendo y no voltee hacia donde él estaba como mirando la calle, pero me di cuenta de que el tipo se acariciaba el pene sobre su pantalón.
Deje pasar la acción y dirigí mi vista al frente, sin embargo podía ver los movimientos del tipo por el rabillo del ojo, de pronto el señor se bajo el cierre y se saco el pene, yo me puse un poco incomoda, el se acomodo un poco y agarro su miembro con dos dedos masturbándose. La excitación me gano y voltee a verlo muy discretamente, sin embargo el se dio cuenta, su movimiento era suave, lento, llevaba sus dedos hasta la parte baja del tronco de su pene y ahí los dejaba un instante, eso hacia que se viera grande, imponente, con la cabeza totalmente libre y luego lo mecía hacia los lados. Me di cuenta de que nadie veía, así que voltee la cara un poco más, el señor me miraba, se sonreía y seguía masturbándose con sus dos dedos. Al rato con el dedo indicie rodeo su pene y con el dedo gordo de su mano cerro el circulo que iniciara con su índice y seguís masturbándose, hacia arriba y hacia abajo, se veía que estaba bien duro, la cabeza brillaba. Tres calles más me levante para bajar y el arrecio el movimiento con su mano, lo vi, una gotita brillosa asomaba por la punta de su cabeza, me dirigí a la puerta trasera, el camión se detuvo y baje, apenas subí a la banqueta y voltee y vi que el señor también bajaba del camión, el se acerco “te gusto mi verga verdad?” no respondí, solo lo vi a la cara y el sonrió, “se ve que eres una perra bien putita” y se fue.
Lo que contare a continuación no recuerdo honestamente cuando fue, pero creo que ya andaba sobre los 20 años. El hecho es que iba yo a casa de una amiga un domingo, habíamos quedado en ir a comer y luego a una de las plazas de la ciudad.
De mi casa, para llegar al domicilio de mi amiga, debía tomar dos camiones ya que cruzaba toda la ciudad.
Salí de casa cerca de las 11 y subí el primer camión, iban pocas personas, yo me fui cerca de la puerta trasera y me senté. Mas delante bajaron unas personas y subieron otras, sin embargo al cabo de un tiempo el camión iba ya solo con tres o cuatro personas y yo.
De la parte trasera, un señor, ya cerca de los 50 quizá, lo digo porque recuerdo que era canoso, se levanto y se sentó a la altura de donde yo venía sentada, solo que del otro lado del pasillo, entre el lugar en que estábamos el y yo quedaba un espacio solo ya que los demás pasajeros venían en la parte delantera, cerca del chofer.
Yo miraba por la ventana y sentí una mirada, voltee y era el sr canoso, moreno claro, de lentes, y me sonrió cordialmente, a lo que yo respondí de igual manera. Voltee hacia la calle y me di cuenta por el reflejo del cristal de la ventana que el sujeto seguía volteando hacia mí, así que queriendo y no voltee hacia donde él estaba como mirando la calle, pero me di cuenta de que el tipo se acariciaba el pene sobre su pantalón.
Deje pasar la acción y dirigí mi vista al frente, sin embargo podía ver los movimientos del tipo por el rabillo del ojo, de pronto el señor se bajo el cierre y se saco el pene, yo me puse un poco incomoda, el se acomodo un poco y agarro su miembro con dos dedos masturbándose. La excitación me gano y voltee a verlo muy discretamente, sin embargo el se dio cuenta, su movimiento era suave, lento, llevaba sus dedos hasta la parte baja del tronco de su pene y ahí los dejaba un instante, eso hacia que se viera grande, imponente, con la cabeza totalmente libre y luego lo mecía hacia los lados. Me di cuenta de que nadie veía, así que voltee la cara un poco más, el señor me miraba, se sonreía y seguía masturbándose con sus dos dedos. Al rato con el dedo indicie rodeo su pene y con el dedo gordo de su mano cerro el circulo que iniciara con su índice y seguís masturbándose, hacia arriba y hacia abajo, se veía que estaba bien duro, la cabeza brillaba. Tres calles más me levante para bajar y el arrecio el movimiento con su mano, lo vi, una gotita brillosa asomaba por la punta de su cabeza, me dirigí a la puerta trasera, el camión se detuvo y baje, apenas subí a la banqueta y voltee y vi que el señor también bajaba del camión, el se acerco “te gusto mi verga verdad?” no respondí, solo lo vi a la cara y el sonrió, “se ve que eres una perra bien putita” y se fue.
8 years ago
Cosas candentes en la calle o camiones son propias de una mujer en celo que expande su aroma hormonal y magnetismo sexual alrededor. Tan buena o mala suerte será como buenos o malos ratos produzcan esos eventos o experiencias singulares. Gracias por compartir.