DE RODILLAS

[/b]Es un momento muy especial.
Estoy de rodillas, humilde, sumisa, delante de ÉL.[/b]




Mientras miro SU rostro, severo, y SUS ojos, intensos, tengo SU pene en mis manos y lo llevo a mis labios.
Lo beso. Lo lamo.
Suave y devotamente.
Me encanta percibir SU respuesta a mis besos y caricias.
Entre mis manos y labios, SU pene se endurece. Se yergue.
Dominante. Exigente.
Sin palabras, SU pene exige ser besado.
Exige ser chupado.
Acepto SU exigencia.
Es lo que debe ser.
Es lo que debo hacer.
Paso mi lengua por SU canalillo… repaso SU agujerito…
Saboreo.
Durante esta parte de mi servicio, SU pene me dará líquido preseminal.
Es cálido y dulce. Suavemente viscoso.
Abundante.
Hay momentos en que, junto con mi saliva, tengo en mi boca una buena cantidad.
Varias veces ÉL me ha indicado dejar caer ese líquido en una copa, para que yo sea consciente del volumen de SUS fluidos que trago.
En una ocasión, para demostrarle mi total humillación, le he pedido llenar la copa… y después beberla llena.
Me permitió hacerlo. Y con satisfacción he visto SUS ojos gratamente asombrados al verme tragar el producto varias descargas, luego de un hermoso rato de mamada…