zaporn.net
Solita muy solita

Solita muy solita

RECORDANDO LAS VIVENCIAS DE LA SEÑORA MARTHA capítulo 1

Creo que un catorce de febrero de este año dos mil veinte, es una fecha especial que siempre recordaré, como el inicio de ser autora, después de muchos meses de ser lectora de esta página de relatos eróticos, este día de enamorados, pero también el saber que muchas mujeres aunque estemos casadas y tengamos familia, tenemos vivencias que nos han dado la experiencia y satisfacciones que nuestros cuerpos ahora tienen.

Empezaré este primer relato, esto sucedió aproximadamente hace unos 4 años, esperando sea de su agrado, ya que aunque he leído varios de esta página es diferente a ya escribir parte de nuestras vidas para ser compartidas con muchas personas, que no conocemos o que nos pueden conocer pero no se imaginan que somos tal vez vecinos, compañeros de trabajo o porque no hasta familiares cercanos. Los relatos siempre los escribiré en tercera persona, ya que es como normalmente me han enseñado en la escuela cuando la cursaba, que es más correcto escribirlo en tercera persona que en primera. Así que empezaré con el relato:

La señora Martha y su familia viven en un fraccionamiento, esos que están de moda en esta época, de clase media, confortable, tranquila y con los servicios básicos, dicho fraccionamiento cuenta con tres cuartos en la planta baja que son la sala, el comedor y la cocina, en la planta alta con dos recamaras y unos baños, una terraza y afuera una cochera que al mismo tiempo es patio.

Llegaron a vivir de provincia, ya que por factores de trabajo, de una tienda comercial grande y famosa de este país, el esposo tuvo que venirse a radicar aquí, él se llama Jorge González, cuenta con 53 años, es caballeroso, respetuoso, amable, un poco tímido y trata de quedar bien con toda la gente, es algo sumiso con sus compañeros, pues siempre quiere ser servicial con ellos y nunca se ha escuchado que les contradiga las cosas que ellos hablan. Por este motivo no ha ascendido en su trabajo y sigue con el mismo puesto desde hace más de 10 años.

Su único hijo Juanito González, que tienen es de 12 años de edad, cursa la secundaria, igual tuvo que dejar la escuela anterior para empezar en una secundaria cerca del fraccionamiento, tiene la misma personalidad de su padre, es tímido, tranquilo, sumiso y trata de hacer todo lo que las personas le digan. A sido protegido siempre por su madre doña Martha que lo ha ayudado a que el haga amigos y sacarlo de muchos problemas que sus amigos logran meten a su hijo.

Concluye la familia González, con la Señora Martha, de 46 años, piel morena, con un cuerpo voluptuoso de 1.60cm, unas tetas grandes y acariciables de copa 38 c, que se bambolean cuando camina por todos lugares, un trasero grande, firme para su edad, de esos traserotes que llaman la atención a cualquier hombre que la ve, ya sea caminando o parada platicando en la calle, piernas torneadas y firmes gracias al ejercicio que les da ya sea en su clase de zumba o en un taller de baile folklórico al que asiste junto a su hijo Juanito
, aunque no le gusta mucho el taller tiene que ir pues no quiere que su hijo ande desprotegido y los hombres lo metan en problemas.

En el fraccionamiento donde llegaron a vivir los vecinos se conocen y se llevan entre ellos, la mayoría de la gente es trabajadora, y respetuosa, excepto por algunos señores del fraccionamiento que se dedican a la albañilería, mecánica y mototaxistas que suelen pasar algún tiempo del día bebiendo cervezas en la tienda que está cruzando la calle del fraccionamiento, justo enfrente del fraccionamiento y al lado esta una taquería. Fue en ese lugar donde comenzaron algunas cosas que marcaron la vida de la familia González.

Doña Martha al ser ama de casa, era una clienta habitual de la tienda y de la taquería donde muchas noches iba con su hijo y a veces esposo a cenar, ya que era el establecimiento que me quedaba más cerca, un viernes en la mañana, al mes de estar viviendo en ese fraccionamiento, al salir del negocio de la tienda de Don Armando, vestida con unos jeans negros que hacían resaltar el buen culote y aunque tiene una que otra lonjita de la doña, blusa blanca de tirantes y un bra que aun así resaltaban sus dos montañotas que tenía por senos, terminados con unas botas de tacón que hacían que sus nalgas se pararan aún más, llevaba una bolsa de pan en la mano para preparar las tortas de su hijo y llevárselas a la escuela, uno de los cinco señores mototaxistas que estaba tomando cerveza dice:

- Hola Señito , ¿no nos da de sus teleras? Ella, sería como siempre se negó.

- No puedo darles son para las tortas de mi hijo Juanito y sin más palabras siguió camino, pero al irse y darle la espalda oyó que les decía a sus amigos...

- Ésta nalgona se hace la fresona inalcanzable pero después que le parta el culote a punta de vergazos van a ver como solita se va a subir a mi mototaxi jajajaja.

Sus compañeros estallaron en carcajadas, indignada Doña Martha da la vuelta y volví hacia ellos y parándose de frente a él con el miedo por dentro y mirándolo desafiante a la cara le dice...

- ¿Qué fue lo que dijiste idiota? ya vas a ver, le voy a contar a mi marido

- Ayyy que miedo, jajjaaja, tu marido ¿no es ese chaparro que trabaja de gato en la tiendota de acá cerca ¿ ajajjaaa

Enojada pero con miedo ante la burla sobre mi esposo, estaba a punto de contestarle cuando………..

Llego Don Pancho el dueño de la taquería de al lado con su cuchillo con el que corta carne.

- Dejen de m*****ar a mi clienta Doña Martha, o se las verán conmigo.

Don Pancho era un hombre que medía como 1.90al lado mio me veía chaparrita, bigotón, manos velludas y semblante de enojón. Aunado a eso tenía una voz muy gruesa y rasposa, de esos hombres que están acostumbrados a dar órdenes. Se calmaron los señores y cambiando su tono de voz.

- Es pura broma Don Pancho. No se altere.

- Discúlpeme Doña Martha

No sé cómo explicar lo que sentí en ese momento, pero empecé a ver a Don Pancho como mi salvador, un hombre con la capacidad de poder cuidarme y protegerme. Pues mi esposo tiene mi estatura apenas 1.60 metros, fue entonces que decidí en ese momento no contar nada de lo sucedido a mi esposo. Creo que guardar ese secreto fue lo que provocó que no tardara para ponerle los cuernitos a mi Jorge. Los señores se retiraron de la tienda y me quede para agradecerle a Don Pancho su protección.

- Muchas gracias Don Pancho, es usted mi ángel de la guarda

- No tiene nada que agradecer Doña, no son malos señores es el alcohol que los afecta.

- Por favor Don Pancho con toda confianza puede decirme Doña Marthita si gusta

- Muchas gracias por la confianza Marthita

No podía recordad la última vez que me habían protegido de señores morbosos, solo me han dicho vulgaridades, aparte que Don Pancho me haya cuidado, sentí cosas bonitas que me pusieron contenta todo el resto del día. Si supiera que desde mi aniversario mi esposo e hijo no me dicen nada bonito, pero solo lo pensé no se lo mencione

- Toda mujer hermosa merece ser cuidada Marthita, cuando tenga un tiempo libre vengase a platicar conmigo. Le preparare unos tacos que solo le doy a las clientas especiales

- Nos vemos Don Pancho

Entonces di la media vuelta y salí para mi casa y al alejarme alcance a escuchar un murmuro de Don Pancho que decía...

- Mira nada más todo lo que se come el marido por las noches.

Mi mente le respondió inmediatamente

- Si supiera Don Pancho, que mi Jorgito no sabe cómo usar mis nalgotas por las noches

Pero mis labios nunca se abrieron y solo camine despacio moviendo orgullosa mis poderosas caderas, esa noche no pude dormir, estuve muy excitada primero porque como de costumbre mi esposo no me dio ni medio orgasmo y segundo porque seguía pensando en las palabras que había escuchado de Don Pancho, por lo que decidí mover mucho más las caderas la próxima vez que tuviera que ir a la taquería. No estaba consciente en ese momento, pero en verdad quería ser cargada por los brazotes de Don Pancho.

Al día siguiente hacía muchísimo calor, por lo que decidí ponerme ropita ligerita un short de licra rojo que tenia de soltera y usaba cuando participaba en las carreras de atletismo en mi estado. Pero ahora el shortcito apenas me quedaba procuraba no agacharme mucho pues yo sentía que podía romperlo en un movimiento brusco y una camisetita de algodón color rojo que también me quedaba muy apretada del pecho y unos zapatitos rojos con plataforma de 5 centímetros. Recordé las palabras que me dijo mi compadre al oído mientras bailábamos en el bautizo de su hija.

- Comadrita está más buena ahora que cuando estaba soltera.

- Compadre gobiérnate y no se te ocurra volver a bajar esa manota que tienes. Que agasajada se dio mi compadre aquella vez.

Aprovechando que era tarde. A eso de las 18:00 salgo a barrer la banqueta, ni bien salí con mi escoba en mano y enseguida me comenzaron a silbar y a decir vulgaridades toda la gente que pasaba por mi calle. Incluso dos gringos me dijeron algo que no entendí, pero sus miradas en mis nalgotas me hicieron sospechar que no era nada santo su comentario. Voltee hacia la taquería de don Pancho que abre todo el día, y volví a ver a los mismos borrachines que estaban la última vez, obvio que no paraban de ver como meneaba mis caderas mientras barría pero nunca me dijeron nada solo veían desde la banqueta de enfrente así que los ignoré como siempre y no le di demasiada importancia, por la tarde mi esposo me pidió que le vaya a comprar sus tacos y yo también quería tacos, así que acepté gustosa pues yo quería que Don Pancho me dijera cositas por mi atuendo. Distraje a mi esposo para que no se diera cuenta que iba a ir a la taquería con mi Shortcito y mi playerita. También sabía lo que me esperaba al cruzar la banqueta y no me equivoque fueron el doble de silbidos y corrientadas en comparación con las que recibieron mis nalgotas, fue ahí que me di cuenta de que mi atuendo no era el adecuado, tal vez había exagerado, pero ya estaba por llegar a la taquería así que acelere el paso y alcance a escuchar a un señor que paso al lado mío

- Que culote tienes, ¿en cuánto me lo prestas?

No lo voltee a ver, solo pensaba en llegar con Don Pancho para que me salvara de los lobos, cuando llego a la taquería los borrachos pusieron cara como si no hubieran visto a una mujer en meses. No había nadie en ese momento en la taquería, a pesar de ser tarde. Inmediatamente sentí la mirada de Don Pancho que me barrio de arriba abajo y exclamo

- Buenas tardes Marthita o tal vez debería decir Caperucita Rosa

Desde que cerré la puerta de mi domicilio solo pensaba en los lobos que me querían comer con g, y ahora Don Pancho era como el Cazador del cuento de Caperucita Roja en ese momento me sentí segura estando en su taquería y también inconscientemente ya había decidido que Don Pancho iba a ser el Sancho de mi esposo porque inmediatamente mi mente le contesto

- No te gustaría ser mi lobo feroz, en lugar del Cazador

Pero como siempre mi mente lo pensó, pero mi boca no lo pronuncio, era como si estuvieran desconectadas cuando recibía halagos de Don Pancho, eso debía cambiar inmediatamente pensaba yo. Así que toda roja además del atuendo por supuesto le respondí muy tímidamente

- Buenas tardes Don Pancho, es que me gusta mucho el color rojo

- Eso se nota le queda muy lindo el rojo

Entonces me di cuenta que esa era mi oportunidad, estábamos solitos en la taquería, yo con mi atuendo de soltera que me hacía ver buenísima, los borrachitos se habían retirado atrás de sus mototaxis, mi esposo distraído con los quehaceres de la casa que lo puse hacer, era el momento que estaba esperando y por el que no pude dormir la noche anterior. Quería que Don Pancho me dijera cositas en mi oído y calentarme entonces empecé a jugar mis cartas.

- Lástima que esta ropa es de cuando era soltera y ya no me queda. Creo que he subido de peso

En eso hago un movimiento de cadera y volteo a ver mis nalgotas mostrándole a Don Pancho solo el perfil de mi cuerpo y noto como sus ojotes se abren y pienso “Que paso mi cazador, ya te volviste Lobo tú también”

- Desde luego que no Marthita es usted la señora más hermosa del fracc.

En ese momento le mande según yo la mirada más sensual que sabía hacer en ese momento, me apoye en un refrigerador de las cervezas y cruce mis piernas para que apreciara como se veían mis muslos con mi shortcito de soltera y le pregunte de la manera más sensual que pude

- ¿A poco usted conoce a todas las señoras del fracc?

Pude observar clarito como el taquero trago saliva en el momento en que crucé mis piernotas, las cartas ya estaban echadas ahora todo dependía de la habilidad con las palabras que pudiera tener Don Pancho, cruzaba los dedos porque fuera como en mis sueños

- Por supuesto casi todas las señoras vienen a mi taquería, por eso le puedo asegurar que no existe una Señora con unas piernas más hermosas que las suyas. De hecho, yo me entero cuando sale de su casa a barrer porque hasta mi taquería se escuchan a todos los señores que empiezan a alabar su belleza.

No pude evitar sonrojarme, las palabras en verdad tenían un efecto cachondo en mi cuerpecito

- No me dicen cosas bonitas, me dicen puras leperadas, aparte usted sabe que soy casada.

En ese momento Don Pancho sonriendo me dijo algo que marcaría para siempre mi vida como la esposa de Jorge, la Martha Recatada, Sumisa y Fiel seria enterrada para siempre

- Mire Marthita, todos durante nuestra vida conyugal tenemos alguna aventurita extramatrimonial y usted por su belleza seguramente algún día la tendrá.

En ese preciso momento nació la Marthita Buenota, Desmadrosa y Mancornadora debido a que me doy cuenta de que mis paredes vaginales están tan húmedas como si hubiera acabado de dedearme y solo fueron las palabras de Don Pancho las que consiguieron que estuviera así de mojadita, como les había comentado inconscientemente estaba buscando que me dijera cosas bonitas y lo había logrado, me sentía tan bella en ese momento, pero ahora la realidad golpeaba mi conciencia pues el taquero estaba afirmando que mi esposo iba a ser un Cornudo. Pensarlo o soñarlo es una cosa, pero que alguien más le diga cornudo a tu esposo es algo que nunca había experimentado antes. Me puse muy nerviosa por lo que decidí emprender la graciosa huida e irme de ahí lo más pronto posible o de lo contrario mi esposo tendría que usar un casco vikingo.

- Ud. está loco Don Pancho como cree que voy hacer eso. Yo soy una mujer decente y muy seria.

- Marthita yo soy un caballero, por eso no le digo nombres y fechas de todas las señoras de esta colonia que me buscan para darle un consuelo a sus ardores.

Nunca se me había ni siquiera cruzado por la cabeza que en el fracc. más de una señora fuera infiel a su esposo. Y menos había imaginado que Don Pancho era más bien Don Juan, porque enamoraba a todas las esposas de mi colonia. Fue entonces que en ese momento pensé que, si me gustaban sus brazotes, la era muy probable también que otras señoras también lo encontraran atractivo. Estaba absorta en mis pensamientos que no me di cuenta que en menos de un minuto Don Pancho bajo una de las dos cortinas de la taquería y ahora estaba yo solita con mi atuendo rojo y con un hombre que no es mi marido, tenía tanto miedo que mis fluidos resbalaran por mis muslos pues nunca había yo sentido tanta humedad en mi panochita (aun la tenía chiquita)

- Voy a cerrar un momento para que no nos vayan a interrumpir.

Como siempre muy amable Don Pancho con la seguridad de un hombre de 42 años, de los cuales llevaba más de la mitad de su vida atendiendo ese negocio y enamorando esposas se colocó a un lado mío y suavemente puso su mano en mi pierna izquierda mientras ponía su boca cerca de mi oído para que yo solo yo escuchara sus morbosas palabras.

- Dígame Marthita que hace para tener esas impresionantes piernotas

- Lo que pasa es que cuando era soltera participaba en carreras de atletismo, me gustaba mucho el ejercicio

- Soy muy afortunado que una de las mujeres más nalgonas de la ciudad se haya mudado enfrente de mi taqueria y sea mi clienta, tengo tatuado en mi mente la forma en que sus cachetes se mueven cuando sale a barrer, cuando camina para el mercado o cuando para aquí.

Don Pancho toma mi mano y me da un giro sobre mi propio eje y nuestros rostros quedan a la misma altura, aparte de que este mamado se ve que baila muy bien. Pobre de mí esposo sus Cuernos son inevitables. Pero no quiero que piense que soy una puta le va a costar mucho disfrutar de mi panochita.

- No, por favor yo soy una mujer casada

Don Pancho aproxima su rostro al mío, acercó sus labios a los míos y yo solo cierro mis ojos y entreabrió mis carnosos y sensuales labios. Todo estaba listo se había convertido en el Sancho de Jorge. Me besó primero suavemente hasta que siento como todo mi furor empieza a subir y abro más los labios y sacó su lengua para hurgar en el interior de mi boca y fue recibido por mi ardiente lengua que ya lo esperaba, estas se entrelazaban, se buscaban, se amaban. El beso se prolongó por varios minutos mis manos acariciaban suavemente los musculosos brazos del Sancho, subían y bajaban por todo su antebrazo. La sensación era increíble, nunca me habían besado así antes, me excitaba muchísimo, yo me conocía perfectamente y sabía que ese taquero podría ser mi perdición. Tan ocupada estaba disfrutando los labios que descuide lo demás y Don Pancho me toma de la cintura y me pega a su cuerpo y por primera vez me doy cuenta lo bien dotado que esta mi Sancho. ¨Debe ser el doble de mi Jorge¨ pensaba en ese momento. Don Pancho ya se sentía dueño de la situación y empezaba su ataque a mi cuello y sus manos empezaban a bajar a donde la espada se termina. Entonces recordé a mi esposo y sentí remordimiento por sentir tan rico y el haciendo quehaceres de la casa. Una luz de cordura llegó a mi cerebro, separó suavemente mis carnosos labios de los de Don Pancho.

- Esto no está bien mi esposo es muy celoso y si se entera de que estuve sola en su taqueria con usted me va a matar,

- Si mamasota ahorita te voy a surtir y abrirte la cortina, pero antes te voy a decir algo

Fue la primera vez que mis nalgotas fueron infieles, pues las hábiles manos de Don Pancho me bajaron mi shortcito rojo y dejaron mis poderosas asentaderas indefensas ante las manotas del Sancho

- Marthita tu culote me vuelve loco

El placer que sentí en ese momento era lo más sublime que había sentido hasta ese momento ya no me quedaban fuerzas para negarme, estaba a punto de entregarme a la lujuria de las caricias de mi nuevo amante cuando vuelvo a recordar a mi esposo y hago acopio de toda la fuerza que tenía para volver a protestar

- Don no me agarre mis pompotas, esas son de mi Jorge

Parecía que no hablaba español porque entendía las cosas al revés, cada que le decía NO el agarraba mis carnosas nalgas con más desesperación, nunca habían atendido mis asentaderas de esa forma, mis fluidos ya corrían por toda mi entrepierna en mi mente solo pensaba “que fajezote me está dando Don Pancho, es todo un maestro, que más sabrá hacer”

- Desde la primera vez que la vi quería tenerla así, tienes las mejores nalgas de esta calle, tal vez de la ciudad entera

- ¡No Don estás loco, esto nunca debió haber pasado, mi esposo me va a matar

- No se preocupe por su esposo, él no se va a enterar de nada y al igual que los otros maridos Cornudos de esta colonia lucirá sus cuernos por la calle

El ya se sentía dueño de la situación desabrocho mi brasier con un solo movimiento y lo dejo sobre el refrigerador de los helados y ahora empezaba acariciar mis senos y chuparlos

- Dios mío Don , porque no siento esto cuando estoy con mi esposo.

- Es muy sencillo Sra. él es el Cornudo y yo soy el Sancho

- Quiero aclararle Don que todo esto que me está haciendo no me gusta, yo soy muy seria y por si fuera poco yo soy una señora casada. Por favor ya súrtame que me quiero ir a mi casa

- Está bien Sra. solo quiero pedirle un enorme favor

- Hay Don mire como me tiene y todavía quiere más, es un encajoso de lo peor

Al tiempo que me apretaba mis nalgotas con sus manotas, parecía que mis glúteos estaban hechos para sus manos, pues las manitas de mi esposo no alcanzan abarcar toda la carnosidad de mis asentaderas, en cambio las manos de Don Pancho las mueven como todo un maestro sabe los puntos exactos donde siento rico, donde aplicar fuerza y donde ser delicado.

- Es que no quiero que se vaya hasta no darle unos 100 besos en estas nalgotas a manera de despedida

- Noooo, eso es imposible, no puede ser es una tontería, una locura, no sé dónde tenía la cabeza cuando decidí venir aquí, olvídese de eso.

- Solo quiero vivir un momento inolvidable contigo nalgona

- No Don ya le dije que esto fue una tontería, una estupidez y nunca debió pasar

- Ándele Sra. déjeme llenarle de besos este culote divino

Estaba en pánico, ni mi esposo ni ningún hombre habían puesto sus labios en mis glúteos, no sabía que iba a sentir mi cuerpo después de esa experiencia, para ese momento era el dueño del local y de la situación. Tenía que hacer algo para que mi fajezote no pasara a mayores y no acabar coronando a mi esposo en la taqueriade enfrente.

- ¡No Don , eso no soy una mujer casada!

-

- Mire como me tiene Sra. Cuando termino la frase por un acto reflejo baje la cabeza, un poco para evitar los profundos y subyugantes ojos y la otra la más importante era para ver con detenimiento aquello que se dibujaba, por encima de su pantalón, en la entrepierna del Sancho. Inconscientemente aprieto los labios uno contra el otro y me pasó la lengua por encima de ellos. “Dios mío definitivamente es el doble de mi Jorge, esa cosota me va a destrozar mi panochita” me sintió excitada, mi cuerpo nunca había sentido esto en mi corta vida de conyugal, sabía que solo faltaba insistir un poco más para que cediera y yo deseaba por dentro me insistiera, pero al mismo tiempo me daba miedo. Pero yo me conozco y sabía que esa tarde iba a caer en adulterio.

- Solo un momento, por favor Sra. quiero ver sus hermosas nalgas de cerca, no de lejos como siempre

- No Don por favor no me haga esto yo soy una señora decente

- No me diga que No Sra. si usted también quiere, se le nota en la voz

Era muy fuerte, pero sabía tratar a una mujer, me giró suavemente sobre su propio eje igual que hacia un momento, pero ahora le daba la espalda y me coloca la palma de su mano izquierda en mi espalda para empezar a empujarme suavemente indicándome que quería que me inclinara. Yo cada vez me quejaba menos.

- No, respéteme soy una señora decente

Decía suavemente, casi sin fuerza. sabía que faltaba solo un poco, insistir solo un poco. Se puso de rodillas y acercó su rostro a mis glúteos, pude percibir su respiración en mi sexo y no le dije nada me quedé estática mi corazón latía fuertemente casi podían escucharse mis latidos en el silencio sepulcral de aquella tarde, posó sus firmes manos sobre la piel de mis nalgotas y también me tomaba de la cintura. Mi Sancho se acercó un poco más sabía que había ganado un terreno que hasta hace unos minutos era propiedad de mi esposo, en un movimiento rápido termino por sacar mi short

- No hay silla que pueda alcanzarle a usted, que nalgona esta Sra.

- Don por favor ya no siga, no lo voy a resistir soy una mujer casada

- Eso no importa Sra. yo sé que usted también lo desea

El volvió a insistirme que quería mis nalgotas empinadas para comérselas a besos, había deseado ponerme en esa posición desde la primera vez que me vio, esta vez con un poco de más fuerza en mi espalda o quizá ya sin tanta resistencia de mi parte. Yo estaba extremadamente caliente, ambos deseábamos consumar nuestra pasión. Por lo que en ese momento me di por vencida

- Hay Don me promete que solo será un momento y que me dejará irme a mi casa con mi esposo

- Sra. sus deseos son órdenes para mi

- Ahh Don está bien usted gana, pero solo un momentito

- Sra. esta buenísima, al fin sus nalgotas serán mías

Espero les agrade este primer capítulo del primer relato que me animo a subir a esta página de mis vivencias, recibo comentarios, sugerencias y todo lo que me vaya ayudando a mejorar la redacción de mis cosas vividas al correo [email protected].

El segundo capítulo lo escribiré con las sugerencias que me den para redactarlo mejor, gracias…..
Published by sonidero
2 years ago
Comments
Please or to post comments